Don Juan de Austria, vencedor de Lepanto.

Don Juan de Austria es junto Alejandro Farnesio el principal protagonista de esta novela histórica.


El nacimiento de Don Juan de Austria se produjo en 1547, hijo de Carlos V y Bárbara Blomberg. Muchos consideran que fue el quien heredó las cualidades del emperador y que su hermano, Felipe II, no se fiaba de él.

Carlos V se ocupó de retirar al que todavía era un bebé de los brazos de su madre, para entregarlo a un hombre de confianza, Don Luis de Quijada y traído muy pequeño a España y entregado a Francisco Massy, tocador de viola para su cuidado. En Leganés se crió bajo la atención de este servidor imperial y su esposa.

Don Luis de Quijada volvió pronto a por él para trasladarlo Castillo de Villagarcía de Campos en Valladolid.


En este castillo, fue educado por la esposa de Don Luis de Quijada, doña Magdalena de Ulloa. El joven don Juan fue presentado en el monasterio de Yuste al Emperador y en1559, el niño fue reconocido por Felipe II como hermano suyo. Felipe II le puso casa propia y le tuvo desde el principio un cierto cariño como miembro de la familia real, de la que ahora ya formaba parte por derecho. Aunque siempre le negó el tratamiento de alteza y tampoco le permitió ostentar la dignidad de infante.



Estudió en la Universidad de Alcalá de Henares, en compañía del hijo de Felipe II, el príncipe Carlos, y Alejandro Farnesio, hijo de Margarita de Parma (a su vez, hija ilegitima de Carlos V). Allí, los tres príncipes forzaron una gran amistad, si bien tuvo un fatal desenlace con la muerte del príncipe y heredero a la corona española, el príncipe Carlos.


La amistad con Alejandro Farnesio le acompañaría toda la vida. En esta época frecuento la corte y también entabló amistad con la reina, Isabel de Valois, llegando a ser padrino de su primera hija.

En Alcalá también conoció a un gran amigo, Miguel de Cervantes.

Su primer acto de guerra fue en la Guerra de Granada, al mando de las tropas con el cargo de Capitán General.


En 1571 fue nombrado generalísimo de la Santa Liga (alianza de las fuerzas navales del papado, Venecia y España para luchar contra el todopoderoso Imperio otomano); el piadoso y decidido Pío V estaba convencido de que era el hombre elegido por dios para defender a la Cristiandad.

Fue el vencedor de la famosa batalla de Lepanto. El resonante éxito de Lepanto, que puso fin al poderío turco en el Mediterráneo, avivó las ambiciones de Juan de Austria: Felipe II hubo de descartar prudentemente sus planes de aprovechar la situación para una gran expansión territorial por el Mediterráneo; también rechazó sus demandas de ser reconocido oficialmente como infante con tratamiento de alteza.



Después conquistó  Túnez, y en 1576, Felipe II le nombró Gobernador de los Países Bajos, posiblemente  para frenar sus ambiciones. La popularida de don Juan de Austria en toda Europa era desbordante, a un talento para la guerra y el mando fuera de lo común, sumaba un caracter abierto y cautivador, y para muchos era el verdadero continuador de la personalidad de su padre Carlos V.

Su misión era realmente imposible, ya se había demostrado con un gran general, el duque de Alba, no era suficiente para frenar la rebelión protestante; ni tampoco un gran diplomatico, Luis de Requeséns. Pero era una gran oportunidad para don Juan, ya que desde Flandes era posible lanzar, más adelante, una invasión de Inglaterra y coronarse como rey de aquel país junto a María Estuardo, reina de Escocia.


Su labor en Flandes fue un éxito parcial ya que conseguió el regreso de Flandes a la órbita española gracias a la publicación del Edicto Perpetuo. Sin embargo, no recibió los apoyos económicos y militares suficientes, además su secretario Escobedo fue asesinado en Madrid por secuaces de Antonio Pérez cuando acudió a la capital para solicitar ayuda. Las malas niticias y una extraña enfermedad, acabaron con su vida por en el campamento de Namur el 1 de octubre de 1578.


Cuando murió fue traido a España y enterrado en el Escorial, y gran honor que le rindió su hermano, quizás ya demasiado tarde.

2 comentarios:

  1. que gran oportunidad se perdió

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  2. inglaterra no la hubiera contado; si el hubiera comandado la armada invencible en vez del incapaz de sidonia la historia seria otra...

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